Mientras nos vestimos, podemos reforzar vocabulario. Durante la comida, podemos practicar las elecciones. En el parque, podemos practicar la toma de turnos. Al bañarnos, fomentamos las peticiones. Mientras jugamos a la oca, ayudamos a tolerar la frustración.
Todas las situaciones de la vida diaria son entornos que pueden potenciar el aprendizaje. Todas las interacciones con nuestros hijos pueden ayudar a fomentar sus habilidades comunicativas. Todos los juegos compartidos pueden prevenir la aparición de Problemas de Conducta. Las familias pasan muchas horas con sus hijos, por lo que es fundamental que las familias dispongan de las estrategias adecuadas para aprovechar al máximo todos los entornos de aprendizaje.
Desde el Equipo Iridia tenemos clara la importancia que tiene la formación para las familias, por lo que periódicamente programamos cursos muy prácticos en los que aprender y practicar todas las habilidades necesarias para relacionarnos de la mejor manera con nuestros hijos.